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Una candidatura que naufraga en el abandono, los enojos y la negación
Miércoles, 12 de julio de 2017
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La falta de conocimiento de la jungla política correntina y de cada uno de sus habitantes le está jugando una mala pasada al pretendido candidato que ni siquiera sabe muy bien por qué fuerza irá postulado. Lo importante es llegar, no importa con quién parece ser la consigna.
Difíciles días por los que atraviesa el hoy senador nacional Carlos Mauricio Espínola, Camau, en su reiterada intención de ser candidato a gobernador de la provincia sin conocer en profundidad los vericuetos, síntomas e idiosincrasia de la política correntina, esa que ejercen muchos veteranos dirigentes que sobreviven en la actividad a pesar de los años y muchas veces desde las sombras. El hasta ahora solitario candidato a gobernador del kirchnerismo correntino, que no es hoy lo mismo que el peronismo local, enfrenta una suerte de abandono partidario que muy mal disimulan los principales referentes de la fuerza; algo que ni siquiera se preocupan en lograrlo los fundamentalistas que no mucho tiempo atrás se inmolaron por su candidatura a intendente primero, a gobernador después y finalmente a senador nacional y que hoy, sin medias tintas, lo califican de traidor. Para colmo de males, los teléfonos que antes eran atendidos al primer timbre en Buenos Aires, ahora le dan apagado o suenan sin que nadie responda del otro lado. Ni siquiera su carísima banca en el Senado de la Nación le da la valía suficiente para ser tenido en cuenta en algún armado nacional del kirchnerismo, donde pasó a integrar la lista de los que quieren abandonar el barco por conveniencia propia, ni del peronismo, donde, al igual que en Corrientes, es considerado un paracaidista que fue alguna vez impuesto por sobre capacidades, largas militancias y legítimas aspiraciones, por un matrimonio que ya no ostenta ningún poder ni lo va a poder ostentar en el futuro, algo que lo convierte ni más ni menos que en un huérfano político y con una larga, larguísima lista de facturas impagas generadas en tiempos en los que solo saboreaba las mieles del poder y los negocios sin mirar donde pisaba, una historia no muy diferente a la de sus mentores. La figura de Camau en el peronismo correntino es rechazada desde el primer día, más allá de las declaraciones de forma ante los medios. Es que a nadie le gustó en el PJ correntino que de un día para otro, y después de muchos años de militancia y buscar un lugar legítimamente, le hayan impuesto una figura que no solo no estaba relacionada con la historia y las costumbres del peronismo, sino que hasta podría decirse venía de corrientes políticas totalmente alejadas, incluso enfrentadas con el peronismo. Algo similar a cuando Amado Boudou pasó de la Ucedé de la familia Alsogaray a la revolución progresista K. Cuando Camau fue impuesto no les quedó otra a los dirigentes locales del peronismo que tragarse el sapo, aunque un par de patitas del indigerible bocado les haya quedado asomando por la comisura de los labios. Hoy el poder real de Camau es cero, sus mentores y sostenes políticos están más cerca de una condena judicial que de recuperar alguna mínima cuota de poderío, al extremo que, como ya dijimos, ni los teléfonos le atienden. Esto ha llevado al medallista olímpico que tuvo su primer trabajo a los 35 años como intendente, a pretender alejarse, disimulada y elegantemente del kirchnerismo que le dio vida, lo amamantó y lo malcrío en la vida de la política correntina. Lo único que consiguió hasta ahora es ganarse el mote de traidor puertas adentro de La Cámpora, esa maravillosa juventud fundamentalista cuya principal referente es en Corrientes el diputado nacional Pitín Aragón y quien ya prometió enfrentarlo en el terreno que sea por tratar de despegarse de las figuras de Néstor y Cristina. Desesperado en la búsqueda de cobijo miró en Buenos Aires primero al PRO, convencido de que Mauricio Macri le regalaría una candidatura en Corrientes a cambio de sus votos en el Senado, cuando se percató de que eso no sería así, y como le da lo mismo cualquier ideología o posicionamiento político, comenzó su acercamiento a Sergio Massa, donde amagan con darle algún espacio, pero sin olvidarse de que el que traiciona una vez traiciona toda la vida, y entonces ahí los dichos de los referentes camporistas retumban como la voz de un ser interior del massismo. Endeble su apoyo nacional, salió a la búsqueda de algún sostén real local, y para ello se acercó a una de las figuras más resistidas del peronismo local que, ávida de protagonismo y rápida de reflejos, comenzó como una insaciable boa constrictora a envolverlo mientras le muestra espejitos de colores que no hubieran engañado ni a los mismos habitantes originales de estas tierras cuando llegaron los conquistadores, pero a él sí. ¿Qué logró? Hasta ahora solo concitar la atención, por el momento, de algunos cholulos que buscan una foto junto a un deportista conocido, lo que no quiere decir que tenga capacidad para gobernar, y de otros que siguen detrás de falsas promesas muy similares a las que realizaba de la mano de mamá Cristina cada vez que era candidato, pero que nunca, nunca, se vieron plasmadas en hechos. No quedan dudas, el 98% del peronismo correntino le da la espalda más allá de los discursos, lo que en definitiva no son más que palabras, pero hechos no van a producir. ¿Qué le queda en su aventura?, buscar ampliar la alianza del Frente para la Victoria, pero como va eso le contamos en otra oportunidad.
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