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Renunció el jefe de comunicaciones del Papa Francisco en el Vaticano
Miércoles, 21 de marzo de 2018
Dario Viganò está acusado de manipular información en una carta de Benedicto XVI. Lo reemplazará un argentino.

El último escándalo en el Vaticano terminó de detonar este miércoles con la renuncia del “ministro” del Papa para las Comunicaciones, monseñor Darío Viganó, acusado de haber manipulado una carta del predecesor de Francisco, el Papa emérito Benedicto XVI, que elogiaba sus conocimientos teológicos. De ser flojo en materia teológica lo acusan los rivales y enemigos ultraconservadores de Jorge Bergoglio. Pero en la carta, Joseph Ratzinger, considerado el número uno de los teólogos de la Iglesia, confiesa no haber leído unos volúmenes que agrupan textos teológicos del pontífice argentino.


Esas líneas que mortifican los elogios a la calidad teológica de Francisco no aparecieron en el comunicado del prefecto para las Comunicaciones, monseñor Viganó el lunes 12 de este mes, al comentar la carta del cardenal Ratzinger en la presentación a la prensa de once volúmenes sobre “La teología de Papa Bergoglio”.

También en una foto repartida a los periodistas se veían los volúmenes y la carta, pero algunas líneas desenfocadas para que no se entendiera el contenido.

La Secretaría de Comunicaciones es uno de los nuevos dicasterios (“ministerios”) nacidos con la reforma de la Curia Romana, el gobierno central de la Iglesia por parte del Papa. Esta reforma constituye uno de los pilares de su papado y en ella participan nueve cardenales de los cinco continentes reunidos por Bergoglio en el Grupo de los Nueve (G9) precisamente para ayudarlos en los cambios de la Curia y el gobierno de la Iglesia.

Monseñor Viganó, nombrado por Francisco con tan poca fortuna, se defendió ante el escándalo afirmando que había leído de la carta del Papa emérito “cuanto considerado oportuno relativo a la iniciativa, y en particular cuando Benedicto XVI afirma acerca de la formación filosófica y teológica del actual pontífice y la unión interior de los dos pontificados”.

La carta de Ratzinger representó un sorpresivo espaldarazo a Francisco en el quinto aniversario de su pontificado, pero las manipulaciones y los equívocos deterioraron lo que sonaba a un triunfo de gran envergadura contra los grupos tradicionalistas que atacan y hasta quieren echar al Papa, acusándolo hasta de herejía.

En la carta que envió a monseñor Viganó, Benedicto XVI, que está por cumplir 91 años el 16 de abril, le agradeció los once pequeños volúmenes sobre la teología del Papa argentino. “Aplaudo esta iniciativa que quiere oponerse y reaccionar al desatinado prejuicio por el cual el Papa Francisco sería solo un hombre práctico, privado de particulares formaciones teológicas o filosóficas, mientras que yo sería únicamente un teórico de la teología que poco comprendió la vida concreta de un cristiano de hoy”.

El alemán Joseph Ratzinger, que fue durante más de veinte años el guardián de la ortodoxia como prefecto para la Doctrina de la Fe, durante el pontificado de Juan Pablo II, señala en la carta que “los pequeños volúmenes muestran con razón que Papa Francisco es un hombre de profunda formación filosófica y teológica y ayuda por ello a ver la continuidad interior de los dos pontificados”.

Hasta allí el elogio era magnífico y sin máculas. Pero el Papa emérito, primer pontífice en renunciar a la cátedra de San Pedro en 600 años, en febrero de 2013, agrega unas líneas que envenenan la misiva. En primer lugar le escribe a monseñor Viganó que no se siente de escribir sobre los volúmenes “una breve y densa página teológica”, que es evidente le debe haber pedido el “ministro” de Comunicaciones del Papa. Ratzinger le señala que no escribe sobre libros que “verdaderamente no he leído”.

Estas palabras que desmoronan en parte el anuncio de monseñor Viganó a la prensa, fueron manipuladas y recién cuando hubo protestas se difundió esa parte eludida del texto.

Pero por desgracia no era todo. Con espíritu chapucero se elude un ulterior párrafo que se conoció unos días más tarde, revelado en la red de Internet. Ratzinger agrega una protesta a Viganó porque dice que “para mi sorpresa” descubrió que entre los autores de los volúmenes sobre la teología de Francesco “figura también el profesor Hunermann”, que “durante mi pontificado se puso en luz por haber encabezado iniciativas antipapales”. Con fastidio el Papa emérito acusa también a Hunermann de haber hecho “un ataque virulento” a la autoridad magistral del Papa san Juan Pablo II a raíz de la encíclica “Veritatis Splendor”.

Con estas líneas que golpean como piedrazos, el anciano Papa emérito se despide de monseñor Viganó, diciéndole: “Espero que comprenderá mi negativa” al comentario teológico de Francisco pedido por el “ministro” del Papa.

La renuncia del ex director del Centro Televisivo Vaticano antes de su promoción a prefecto del nuevo dicasterio, estaba en el aire después que desde varios sectores se pidió a monseñor Viganó que admitiese sus responsabilidad por haber gestionado tan mal este asunto. El Papa Francisco, que no tuvo nada que ver con este “pasticho” debe haber también bajado el dedo pulgar porque la situación de su “ministro” era indefendible.

Según la nota difundida en la mañana del miércoles por el portavoz del Vaticano Greg Burke, el argentino Lucio Adrián Ruiz, actual secretario del organismo, quedará a cargo del puesto vacante hasta que designen uno nuevo.


     
 
 

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