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Más de 10 mil personas presenciaron el último show
Viernes, 5 de febrero de 2016
Los protagonistas con gran despliegue técnico y buen sonido dieron el cierre merecido a una fiesta única en el país y en el mundo por la teatralización y el lujo de los trajes.
Como es tradicional del show participaron Sapucay, Copacabana, Ará Berá y Arandú Beleza. La puesta en escena distó mucho de la primera noche que fue considerada como un ensayo general.
El miércoles, puntualmente a las 22, abrió la competencia Arandú Beleza con su tema: “Mi tribu, mi Familia”, evocando a los pueblos originarios de América como los Sioux y el imperio Incaico conquistado por los españoles. Como temática constante, el cuidado de la naturaleza. Los encargados de marcar los pasos para la comparsa, Gonzalo Barrios y Matías Sodero.
La Verde y Blanca pasó por varios ritmos y llevó al espectador a distintos lugares para relatar desde los ojos de una familia viajera un paseo en el tiempo por América y sus pobladores.
Con algunos baches, logró sortear los obstáculos en el escenario gracias al plus que caracteriza a Arandú, las mujeres esculturales que forman parte del cuerpo de baile. El cierre con el emotivo abrazo de un hijo con su padre y la entrada de la batería sincronizada dejó al público bien arriba.
En segundo lugar ingresó Copacabana, con su mensaje de cuidar la vida y el mundo con: “Los guardianes del tiempo”. Los cuadros refirieron al paso de los años y algunos fragmentos referidos al clima. La presentación fue dinámica, se destacaron los grupos de baile como la Comisión de frente casi sin fallas en las coreografías. La música acompañada por la voz de Lorena Larrea interpretando en vivo temas de Enya, el relato en off que explicaba con claridad lo que sucedía en el escenario, más las acrobacias de Carlos Barrios, conjugaron para que Copacabana sea una de las más aplaudidas. El show de batería merece un reconocimiento por la precisión y el absoluto control de los ritmos que demostró Hugo Sánchez quien además interactuó con el público.
En la despedida y con el recuerdo de Eduardo Toledo el bailarín fallecido el viernes tras desfilar, los comparseros exhibieron un cartel con un pedido para 2017: “Copacabana necesita su galpón”, dado que al igual que las agrupaciones musicales no cuentan con espacio propio en el corsódromo donde resguardar carros, trajes e instrumentos.
Tras una espera de más de 20 minutos, en tercer lugar llegó Sapucay con el “Santo de los Cambá" y la tradición popular de venerar al rey Mago San Baltasar. La imagen acompañando la escena y pantallas led dieron al espectador un clima increíble de candombe con tambores en vivo, humor y tradición.
En los primeros cuadros se representan a los juguetes y los miedos de los niños. Mientras la niña del relato duerme, entraron en escena los equilibristas con telas.
Un momento conmovedor como en cada presentación, fue el cuadro del nacimiento de Jesús representado por un bebé en brazos de María y José. El niño parecía disfrutar del escenario mientras sonaba de fondo un fragmento de la Misa Criolla y aparecían los ángeles. El relato prosiguió detallando el largo viaje que realizaron los magos de Oriente hasta el pesebre, guiados por la estrella.
El cierre de batería llegó con el show de “La Poderosa” y la bastonera Melanie Vallejos Dalmao. Con cambios en las coreografías que incluyeron el descenso del escenario y matices de ritmos frente al jurado, se destacaron los grupos de percusión, y algunas acrobacias con el pandeiro, la escuela de samba marcó su cierre con precisión y detalles. Todo fue fiesta al final con fuegos artificiales que según apuntaron los comparseros tras bambalinas, hicieron una colecta entre todos para comprarlos y hacer que cada comparsa tenga su final iluminado.
El cierre de la última noche estuvo a cargo de Ará Berá que ingresó puntualmente a las 3 de la mañana para contar su relato de “Leyenda, payé y carnaval”. La abuela representada por Etelvina Bravo Giménez y los niños que salen a jugar a la siesta son los oyentes de las leyendas correntinas La Calandria, el hombre que quiere atrapar al gran Dorado, el Lucero del Alba y la Irupé.
Cada cuadro mejorado y acompañado por la espectacularidad de los trajes. El punto a favor fueron los músicos en vivo y las voces de Guillermo Morales, Belén Majul, Martín Penayo y Florencia de Pompert que cobraron protagonismo interpretando “Romance de piel Morena” o “Nuestros sueños y la distancia”, temas de Amandayé e Imaguaré, entre otros.
Tras algunos inconvenientes en presentaciones anteriores, los artistas lograron hacer un cierre impecable levantando a todos con la marcha de Ará Berá y fuegos artificiales de fondo.
La batería con más de 500 integrantes dirigidos por Marcelo Irala cerró la noche defendiendo el nombre de “Universidad del sonido”, con baile de la bastonera Ligia María Inés Sánz sobre el escenario y debajo de él.

Soberanos del Carnaval
La Gran bastonera de comparsa de Ará Berá y nueva Reina Nacional del Carnaval Agostina Liotti fue una de las más aplaudidas al lucir su banda sobre el Sosa Cordero al final de la noche. Antes de su presentación en el escenario desfiló por el Anfiteatro de la mano del Rey Juan José Luque y manifestó su alegría por el cetro: “Estoy muy feliz, después de tantos años de comparsera ahora recibir el reinado es algo maravilloso”, señaló.
Por su parte Luque, portaestandarte de Imperio Bahiano, también se mostró orgulloso por el título. Atento con su compañera en todo momento ambos mostraron buena química además de belleza y simpatía.
Para el cierre final se presentaron en el escenario las princesas y reinas coronadas el martes en la noche de elección.

Los niños
Un reconocimiento especial se merecen los niños de cada comparsa por su profesionalismo y desenfado en las presentaciones. Todos demostraron sus dotes de bailarines y el cariño innato al carnaval alimentado por las familias.
El corso infantil se destaca porque basta con hacer un repaso de las imágenes para ver que invierten las mismas horas de ensayo y sacrificio que los adultos. Detrás de escena no se escuchan berrinches ni llantos. Esperan ansiosos su momento en escena.
En esta oportunidad, muchos niños demostraron su virtuosismo como comediantes transmitiendo el sentimiento que marcaba el relato durante el show: alegría, asombro, miedo, baile y en ninguna de las comparsas pasaron desapercibidos. El semillero del carnaval guarda lo mejor de la fiesta.


     
 
 

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